Elena Guasch y Laia Guasch, tía y sobrina, son la cuarta y quinta generación de mujeres de una misma familia con inquietud por tratar y sanar de forma natural los males de la piel, del cuerpo y de la mente. Con gran interés por extraer lo mejor de la naturaleza, la bisabuela Antonia trabajaba con ingredientes naturales para elaborar remedios capaces de sanar y curar todos los males. Con pocas herramientas y mucho conocimiento de las virtudes medicinales de las plantas y hierbas, ejercía el oficio de curandera desde la que era su casa en Agramunt, Lérida.
Historia
De dónde venimos
Ya en el siglo XIX, la bisabuela Antonia Santacreu era conocida por su oficio de trementinaire.
El nombre de “trementinaire” se debe a la trementina, que era el remedio con el que más trabajaba y el que tenía más popularidad. Aunque habitualmente las “trementinaires”salían a hacer rutas definidas para ofrecer sus parches de forma personal a los vecinos y pobladores de los distintos pueblos, la bisabuela Antonia acostumbraba a ofrecer los remedios a aquellas personas que se acercaban a su casa; y venía gente de toda Cataluña a visitarse por ella y a buscar sus parches, especialmente cuando había feria.
BISABUELA ANTÒNIA
Todos los ingredientes con los que trabajaba la bisabuela Antonia eran típicos de la zona mediterránea. Por ejemplo, la trementina la preparaba extrayendo la resina del pino rojo, purificándola y haciéndola pasar de textura sólida a una textura similar al pegamento. De aquí sacaba lo que ella llamaba pegamento negro. Para hacerlo, solía trabajar con un recipiente de barro redondeado donde añadía otros ingredientes para que su trementina fuera única. Cuando la trementina ya tenía la textura adecuada, la extendía sobre papel de estraza y, una vez enfriada, ya se podía aplicar sobre la zona afectada en forma de parche. En función de los activos que añadía al parche, éste podía ser usado para calmar el dolor, el dolor de pecho, los golpes, la inflamación, los picores o las heridas, entre otros. Todas las hierbas que utilizaba las recogía ella personalmente, ya que era quien conocía mejor el punto óptimo de cada planta. Uno de los ingredientes con los que trabajaba la bisabuela Antonia era la Hierba de San Juan. También llamada Hypericum perforatum, alberga un preciado aceite esencial dentro de pequeñas glándulas o vacuolas que se pueden apreciar, por ejemplo, si miramos una de las hojas a contraluz, ya que observaremos pequeños agujeros (de aquí el perforatum) con el aceite esencial.
Es una planta rodeada de magia y creencias, y recibe su nombre porque es en la noche de San Juan cuando el aceite esencial se encuentra en su punto óptimo de calidad y propiedades. A pesar de que en la edad media se creía que era capaz de ahuyentar los malos espíritus, la bisabuela Antonia apreciaba sus propiedades tópicas como regenerador de la piel, cicatrizante, antiinflamatorio y antiséptico, además de ser muy útil para golpes y traumatismos. Ella siempre decía: Quien tiene aceite de hipérico no necesita doctor ni médico. Pero la Hierba de San Juan también tenía propiedades relajantes y estimulantes de un buen estado de ánimo, por lo que sus propiedades iban todavía más lejos. Uno de sus parches más valorados era precisamente el de Hierba de San Juan, que costaba 7 pesetas y que ella aplicaba a los afligidos y desanimados.
Todo este conocimiento y la aplicación de los activos naturales a la salud y el bienestar de las personas, la bisabuela Antonia lo transmitió a su hija, la abuela María, que la ayudaba desde pequeña a preparar los remedios y parches. La abuela María estaba dispuesta a mantener la actividad de su madre como “trementinaire” y seguir elaborando parches curativos y balsámicos para aquellas personas que buscaban remedios naturales a problemas cotidianos. Trabajando con las mismas herramientas e ingredientes que su madre, la abuela María sintió nacer una nueva inquietud hacia el bienestar y la salud de aquellos que ya confiaban en sus parches.
ABUELA MARÍA
Y fue así como empezó a dar importancia a la alimentación y la nutrición. Al lado de su marido, la abuela María se fue de su Agramunt natal para ir a vivir a Barcelona, donde abrió su propio horno en la Ronda de Sant Pere. Eran tiempos de guerra pero ella se mantuvo firme preparando pan blanco y pan negro cada día. Adelantada a su época, la abuela María empezó a volcar los conocimientos de los activos naturales al mundo de la cocina para elaborar sus propias recetas que, además de aportar nutrientes y saciar el hambre, promovían el bienestar intestinal, mejoraban un resfriado o aliviaban una infección de orina. Fue así como la abuela María empezó a entender que el cuerpo es un conjunto, un cosmos en equilibrio y que no solamente se podía curar desde el exterior con parches de trementina sino también desde el interior con unos alimentos adecuados a cada necesidad.
TONA
Y de la abuela María, a Tona, su hija. Alma libre donde las haya. Trabajadora, soñadora, fuerte y mujer adelantada a su tiempo. Tona no siguió el oficio de “trementinaire” ni se adentró en la nutrición. Ella se casó y se fue a vivir a Lleida, donde pasó a ser una empresaria y comerciante del sector textil, aunque su mente trabajaba también en otra dirección: cultivar el alma. Como mujer fuera de lo corriente, creía en la importancia de una mente equilibrada y un alma trabajada. Devoraba libros y sentía pasión por la cultura, la danza, por descubrir culturas… Viajó por toda Europa, Indonesia, Japón, Estados Unidos, Argentina y Singapur, entre otros. De todo ello sacó una actitud tolerante y una mente abierta. Así, sin saberlo, ella completaba el círculo: PIEL, CUERPO Y ALMA.
Gracias a los conocimientos, a la experiencia y a las ganas de vivir de forma completa de estas tres mujeres que las han precedido, Elena, hija de Tona, y Laia, nieta de Tona, han decidido agrupar toda su experiencia vital para crear Mood Natural Barcelona.
Con su formación, visión y conocimientos, Elena y Laia han añadido ciencia, tecnología e innovación al legado de Antonia, María y Tona para construir una nueva forma de salud y bienestar sin olvidar las raíces mediterráneas y la tradición de su familia. No es casualidad, pues, que Mood Natural Barcelona elabore cosmética natural mediterránea que integre el bienestar de la piel, el mantenimiento de un cuerpo saludable y el ejercicio del alma aprovechando la tecnología y la innovación que ofrece el siglo XXI.